jueves, 3 de mayo de 2012

Bicienjambre de mayo: Tarjetas del Bicipoly (I)

Aquí están las tres primeras tarjetas-objetivo del Bicipoly. Si habéis jugado alguna vez al Monopoly, os resultarán familiares.

Transporte público

En el Monopoly clásico existen cuatro estaciones de tren que hemos convertido en una tarjeta de transporte público general. La tarjeta llama la atención sobre la brutal subida del precio del transporte público en Madrid, aunque ello no impida mencionar que el transporte masivo de pasajeros es, después de la bici, la opción más ecológica y sostenible para una ciudad como Madrid.

Los objetivos de la tarjeta hacen referencia a la relación de la bicicleta con el transporte público y llaman al diálogo de los ciclistas con el factor humano que hace posible el funcionamiento de un servicio que cada día atiende las necesidades de millones de pasajeros.

Compañía de electricidad

¿Qué luce en un ciclista, además de su genial idea de pedalear? Las bombillas, iluminación y elementos reflectantes constituyen el mejor aliado para garantizar la seguridad de todo conductor de bici. Solo si te ven, podrás circular seguro por la ciudad.
En una cara de la tarjeta recogemos un extracto de la Ordenanza de Movilidad para la Ciudad de Madrid, recordando la obligatoriedad de hacerte ver por la noche (idealmente, por el día también). En la otra cara de la tarjeta encontrarás los objetivos, que te harán reflexionar sobre el modelo energético, el origen y reciclaje de la energía. También se rinde un pequeño homenaje a uno de los orígenes del Bicienjambre en la Acampada Sol.

Compañía de aguas

¿Cuántas veces no hemos subido una cuesta rápidamente por la promesa del trago de agua fresquita que nos esperaba al final de la misma? Las fuentes y el Canal de Isabel II son elementos tan madrileños como la Puerta de Alcalá o la Cibeles. Esta tarjeta se prestaba a su reconocimiento, además de servir como guiño al segundo Bicienjambre.
Cuando uno se vuelve ciclista (urbanita o no), se va desprendiendo de malos hábitos adquiridos casi por imposición. Quizá el punto sin retorno es el abandono de la prisa; no se suele ir en bici para llegar el primero, sino por disfrutar del viaje, quizá ahorrar dinero, y para relacionarse con la ciudad de otra manera.

En esta casilla queremos que viajes por Madrid con los ojos bien abiertos, buscando los objetivos, y también deteniéndote sin remordimientos ni presiones. Bájate del vehículo, bebe agua, charla con tus compañeros, hazte fotos sonriendo... estaremos esperándote sin mirar el reloj cuando decidas continuar.

En el siguiente artículo, publicaremos dos tarjetas más.

3 comentario(s):

  1. Yo una vez iba apurado de tiempo y cogí un taxi metiendo la plegable en el maletero. No hubo mayor problema, fue como si llevara una maleta, pero no sé cómo será con bicis no plegables.

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  2. Con una plegable siempre es más fácil porque ocupa poco. Hace años yo subí una bici a una baca de un coche, pero ni me acuerdo de lo que me cobraron. Recuerdo que pensé: «¡Vaya timo!»

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  3. Hay lineas que tienen previsto un hueco en el maletero para la bici, por ejemplo la que va a Toledo te clavan 5 € por la bici. Es una m. por que es una linea que uso bastante y desde que quitaron el cercanías en favor del AVE la compañía de bus vio que podían cobrar por subir la bici ya que no hay alternativa. Antes no cobraban nada, solo tenías que hablar con el conductor y procurar envolver la bici para que no manchase el equipaje.

    Y hasta hace unos 17 años nunca tuve problema de meter la bici en transporte público, no estaba regulado y no estaba permitido pero tampoco prohibido con lo que en la práctica si había espacio era muy raro que no te dejasen subir la bici, fuera tren o bus, pero desde que teóricamente esta permitido, osea desde que lo regularon se ha limitado mucho el acceso al transporte público. O al menos esa es mi experiencia que nunca he precisado otra cosa para moverme que la bici y el TP, y un buen par de zapatillas.

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